Análisis y reflexión01/10/2025

Migrantes, misioneros de esperanza

El 5 de octubre la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.

«Migrantes, misioneros de esperanza» es el lema de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que la Iglesia celebra este domingo, 5 de octubre, y que coincide con el Jubileo de los Migrantes en Roma.

La Subcomisión para las Migraciones y la Movilidad Humana, de la Conferencia Episcopal Española, ha publicado los materiales para la jornada; unos materiales que ponen relieve que las personas migrantes son portadoras de esperanza en un doble sentido para las comunidades que los acogen.

  • En primer lugar, son un ejemplo porque vienen con “la esperanza de conseguir la felicidad y el bienestar más allá de sus propios confines, que los lleva a confiarse totalmente en Dios». Los migrantes «nos muestran y enseñan el coraje de la vida desde la certeza de que Dios los acompaña en sus tribulaciones y duelo para alcanzar un futuro mejor”.
  • Por otra parte, los migrantes y refugiados son portadores de esperanza también porque «están revitalizando con su juventud, sus valores, su trabajo, sus vidas, sus familias, su fe, sus ideales, la realidad social y eclesial de nuestro país”.

Los Obispos de la Subcomisión para las Migraciones y la Movilidad Humana también invitan a fijarnos en la palabra «misioneros» del lema elegido para esta jornada. «En nuestro contexto los misioneros tienen una percepción muy positiva que embellece la tarea de la Iglesia. Reconocer que los migrantes son también misioneros nos ayuda a descubrirlos como portadores de una buena noticia, de algo positivo», añaden.

Por eso, nos animan a descubrir a los migrantes a través de sus historias, como las que aparecen en este vídeo

El Papa León XIV, en su mensaje para esta Jornada, expresa este reconocimiento de la presencia de los migrantes en nuestra sociedad : «En un mundo oscurecido por guerras e injusticias, incluso allí donde todo parece perdido, los migrantes y refugiados se erigen como mensajeros de esperanza. Su valentía y tenacidad son un testimonio heroico de una fe que ve más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y que les da la fuerza para desafiar la muerte en las diferentes rutas migratorias contemporáneas».

«En efecto, con su entusiasmo espiritual y su dinamismo, -añade el Santo Padre- pueden contribuir a revitalizar comunidades eclesiales rígidas y cansadas, en las que avanza amenazadoramente el desierto espiritual. Su presencia debe ser reconocida y apreciada como una verdadera bendición divina, una oportunidad para abrirse a la gracia de Dios, que da nueva energía y esperanza a su Iglesia».