El Obispo invita a ser «una Iglesia servidora de los pobres y testigo de esperanza» en el Jubileo de Cáritas
Don Sebastián Chico subraya que las acciones de Cáritas no pueden verse como opcionales, "sino que son parte esencial del cuerpo de la Iglesia".
Cáritas celebró este domingo su Jubileo en la Diócesis de Jaén, coincidiendo con la celebración de la IX Jornada Mundial de los Pobres, convocada por el Papa León XIV. El lema escogido para este año fue «Tú, Señor, eres mi esperanza». Agentes voluntarios y trabajadores de este organismo de la Iglesia, procedentes de equipos parroquiales, interparroquiales, programas y proyectos diocesanos, así como personas acompañadas por Cáritas, se dieron cita en el Santuario de Nuestro Padre Jesús Nazareno. El vicario de Caridad y delegado de Cáritas, D. Juan Raya, presidió el acto de envío de los peregrinos. El canónigo D. Antonio Lara ejerció de maestro de ceremonias. También se sumaron el subdelegado de Cáritas, el diácono D. José Bellido, y seminaristas. Con el rezo de las letanías de la Vigilia Pascual y diversos cantos, los asistentes peregrinaron hasta la Catedral para lucrar la gracia jubilar.

La eucaristía estuvo presidida por el Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico, que en el saludo inicial dio la bienvenida al vicario de Caridad, al equipo directivo de Cáritas, a los agentes de los equipos y a los seminaristas. Ya en la homilía, dio gracias a Dios por «el gran don de la caridad» y destacó la invitación de la Iglesia universal «a volver la mirada hacia quienes sufren, hacia los empobrecidos, hacia los descartados». «Esta celebración adquiere en nuestra diócesis un doble significado: por un lado, la acción concreta que realiza Cáritas entre nosotros –las casas de acogida, los comedores, la escucha, el acompañamiento – y, por otro, la dimensión profética que esta acción tiene: hacer visible el rostro de Cristo que se hace presente en cada persona necesitada», concretó. Tras realizar un breve repaso de las lecturas, explicó que los textos hablaban «de esperanza y de misión». «No de una espera pasiva o de una escapada del mundo, sino de una espera que moviliza, que transforma, que hace de nuestra existencia un don», explicó Monseñor Chico.
El Obispo defendió que mirar al futuro nos da «seriedad en el camino de la fe». «Si no creyéramos que Dios tiene un proyecto final para la humanidad y para cada uno de nosotros, viviríamos de modo liviano, sin raíces, sin compromiso, sin esperanza. Pero conocer esa meta –ser hijos de Dios, partícipes de su Reino, habitantes de la casa del Padre– nos libera para vivir intensamente el ‘hoy’. No basta mirar al mañana: también debemos vivir el presente con responsabilidad. Como decía San Pablo, esperar la salvación no nos autoriza a ser una carga para los demás, sino a convertir nuestra vida en testimonio, en servicio, en caridad. No basta creer en la esperanza: la esperanza cristiana exige obras. No se queda en palabra, sino que se encarna», subrayó. Por este motivo, apuntó que, en la Diócesis de Jaén, las acciones de Cáritas no pueden ser vistas «como un añadido opcional». «Son parte esencial del cuerpo de la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo. Acoger al hermano pobre, dignificar su persona, abrirse a él, escucharlo, compartir recursos, abrir caminos de inserción, todo ello es vivir la esperanza aquí y ahora», añadió Don Sebastián Chico, quien se apoyó en el mensaje el Papa León XIV para esta jornada y recordó que “los pobres no son una distracción para la Iglesia, sino los hermanos y hermanas más amados” y nos provocan «a tocar con las manos la verdad del Evangelio».

El prelado recordó que el Jubileo es un momento de gracia. «Recordamos que Dios perdona, rescata, restaura, sana; y nos invita a participar en esa acción misericordiosa», explicó. «Nos invita a ser esperanza que libera: En el rostro del pobre vemos el resplandor de la esperanza. La pobreza no es solo carencia, es llamada: llamada a reconocer que Dios es más importante que todo, llamada a vivir con radicalidad el Evangelio, a poner en el centro no las seguridades del poder o del tener, sino la persona. Como dice el Papa: ‘la pobreza más grave es no conocer a Dios’. No podemos regalar solo lo que nos sobra: debemos compartir lo que somos, lo que tenemos, lo que podemos llegar a ser como comunidad de fe», apuntó. También añadió que Dios nos llama «a ser comunidad que acoge». «Una diócesis que vive el Jubileo de Cáritas es una diócesis que se deja transformar por la experiencia del pobre, que no actúa desde arriba hacia abajo, sino que aprende, que escucha, que se deja interpelar. En nuestra realidad diocesana, en ciudades como Jaén, en los barrios, en las parroquias, en las cofradías y hermandades – tanto como comunidades de fe como asociaciones de servicios – hay una llamada a ver en cada persona necesitada un hermano, una hermana, un testigo de esperanza», ejemplificó. Por último, compartió la invitación de Dios a «ser acción estructural y diocesana». «La caridad no puede quedarse en el gesto aislado; debe crecer en cauces comunitarios, pastorales, y abrirse a cuestionar y a cuestionarnos (también como Iglesia) las estructuras que generan pobreza, exclusión, desigualdad. El mensaje del Papa lo subraya: ‘ayudar al pobre es, en efecto, una cuestión de justicia, antes que de caridad’. Por tanto, este Jubileo nos impulsa a mirar políticas de inclusión, de formación, de empleo digno, de vivienda, de acompañamiento, de acogida a los temporeros… y que no quede simplemente en la mera asistencia», instó.
El Obispo de Jaén se dirigió expresamente a grupos de la diócesis que viven el carisma de la caridad. «A vosotros que estáis en nuestras Cáritas parroquiales: que este Jubileo de Cáritas sea un estímulo para promover nuevos proyectos de acogida, nuevas iniciativas de voluntariado, nuevas reflexiones sobre la economía local, la justicia social, la inclusión de jóvenes y mayores en riesgo. A vosotros sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas: que el Jubileo nos renueve la pasión por anunciar al Señor Jesucristo como único Salvador y fuente de esperanza, y que nos una más estrechamente con los más pobres, para que en ellos florezca la esperanza, y desde ellos también la Iglesia reciba evangelización. A vosotros, que participáis en las hermandades de nuestra diócesis de Jaén, os invito a asumir que la vivencia cuaresmal, la Semana Santa, la caridad cofrade, no pueden quedar encerradas en estandartes, procesiones o imágenes: deben abrirse al rostro del hermano que sufre. Vuestra fraternidad, vuestra formación, vuestro servicio pueden hacer visible el Reino de Dios ahora. Y a todos vosotros queridos fieles: que no nos resignemos ante la pobreza, la indiferencia o la exclusión. Que recuperemos la confianza de que ‘Tú, Señor, eres mi esperanza’, lema de este año. Que cada vez que encontremos a alguien necesitado, escuchemos su historia, reconozcamos su dignidad, y lo acompañemos como hermano».

Deseó que la celebración no sea solo un día especial, sino «un impulso para la vida cotidiana». «Para que cada discípulo de Cristo deje huella de su amor, para que cada comunidad sea casa de acogida, para que cada acción transforme nuestra diócesis en un lugar donde florezca la justicia, la fraternidad y la paz. Pidamos a la Santísima Virgen María, Madre de la Esperanza, que nos acompañe en esta tarea, y que interceda para que seamos dóciles a su Hijo, que ‘vino a servir y a dar su vida’. Que Ella sostenga nuestro testimonio de caridad viva, y que, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, renovemos nuestra misión de ser Iglesia servidora de los pobres y testigo de esperanza para el mundo».
Al término de la celebración, en la que el Coro de la Santa Cena asumió la animación musical, el director de Cáritas Diocesana de Jaén, Rafael Ramos, tomó la palabra para dar las gracias a los agentes de Cáritas su participación, así como destacó el trabajo de todos cuantos habían organizado la celebración jubilar. Aprovechó la ocasión para poner de manifiesto su preocupación ante la situación de las personas temporeras que están durmiendo en la calle, para los que Cáritas está realizando un importante esfuerzo a través sus recursos y su voluntariado. Pidió a los presentes que rezaran por ellos. El Obispo, por su parte, dejó constancia de su impotencia. «Mi reflexión es: ¿Que nos estás pidiendo, Señor? Es lo que yo me estoy preguntando ante la situación que estamos viviendo estos días en nuestra provincia y ante la que tal vez no estemos sabiendo dar respuesta. Que el Señor nos dé luz para saber dar respuesta y cumplir su voluntad», compartió Don Sebastián Chico.

Tras la celebración eucarística, los actos por el Jubileo de Cáritas se trasladaron a la Casa de Iglesia de Jaén. El grupo de música católica «El Sonido de Betania» protagonizó un concierto en el salón de actos, en el que interpretaron canciones propias y de otros grupos, con varios estilos, pero con el común denominador de un mensaje profundo y que invita a la reflexión. Como agradecimiento por su buen hacer, el director de Cáritas, Rafael Ramos, les entregó un corazón y unos recordatorios del Jubileo de la Esperanza realizados en el Taller de Alfarería Alverna, del Programa de Personas sin Hogar de Cáritas. Un almuerzo, que comenzó con el sencillo gesto de compartir el pan, puso fin a lo actos programados por Cáritas con motivo de la celebración jubilar y la IX Jornada Mundial de los Pobres.



